Circe, que desencadenaba los vientos, excitaba los granizos y las borrascas y daba a los hombres toda clase de enfermedades (del corazón).
Circe, que sació de voluptuosidades a Ulises con fingida sumisión.
Circe, que parió de sus pulposas entrañas al hijo que habría de matar a su propio padre Ulises.
Irresistible, Circe, mujer, Irene, grupa de yegua, leotardos de cebra, óvulos: cavernas, diluvios, acantilados, madres, serpientes, guillotina, yugo.
Ni haciéndose ermitaño y dando un portazo al mundo, puede uno librarse de los pérfidos licores de Circe, sus sedas, sus labios verticales, sus brebajes etéreos que duermen la conciencia del hombre cansado, sus trenzas helénicas de terciopelo, su perfecta cadera nivelada con el horizonte, su artística ovulación menstrual, su lengua bífida.
Circe, que comete impune sus crímenes amorosos de mantis religiosa justo cuando boqueas como pez fuera del agua al aliviar el empuje industrial de tus espermatozoides frenéticos.
Circe, que sació de voluptuosidades a Ulises con fingida sumisión.
Circe, que parió de sus pulposas entrañas al hijo que habría de matar a su propio padre Ulises.
Irresistible, Circe, mujer, Irene, grupa de yegua, leotardos de cebra, óvulos: cavernas, diluvios, acantilados, madres, serpientes, guillotina, yugo.
Ni haciéndose ermitaño y dando un portazo al mundo, puede uno librarse de los pérfidos licores de Circe, sus sedas, sus labios verticales, sus brebajes etéreos que duermen la conciencia del hombre cansado, sus trenzas helénicas de terciopelo, su perfecta cadera nivelada con el horizonte, su artística ovulación menstrual, su lengua bífida.
Circe, que comete impune sus crímenes amorosos de mantis religiosa justo cuando boqueas como pez fuera del agua al aliviar el empuje industrial de tus espermatozoides frenéticos.
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